jueves, 16 de mayo de 2013

Mi padre, el cantero de Villamayor


Un agujero. Muchos recuerdos. Muchos sueños. Muchas ilusiones vividas en torno a ese agujero. Para muchos era sólo eso, un agujero. Para otros, los menos, era parte de sus vidas, una forma de vivir, un motivo de alegrías, de llantos, de bendiciones, de vida.
Aquellos agujeros se convirtieron en su infatigable compañera. Había mamado su amor por el producto que daba aquellas profundidades. Su padre se lo inculcó. Y su madre lo propició, pese a que, día a día, le advertía de la dureza que significaba aquella forma de vida.
Con escasos años, no pasaba de los 14, empezó a bajar a aquellos agujeros. Y así hizo día a día durante más de 50 años. Apenas descansaba. Ni en las vacaciones que los demás disfrutaban. Bajaba, subía, volvía a bajar, seguía subiendo. Día a día. Aunque había momentos en los que daba muestras de agotamiento, su corazón podía con todo ello.
Las canteras de Villamayor, a escasos kilómetros de Salamanca, fueron su mundo. Y lo seguirán siendo, pese a que ahora las mire con ojos entre  apesadumbrados y tranquilos. Ya no son como él las mamó. Aquellos esfuerzos siguen siéndolo. Pero apenas se ve el movimiento del que hace años disfrutó. Y eso le causa pesar. Ahora las ve con la tranquilidad que le aporta el paso del tiempo, un tiempo que también pasa para él, pero a diferente ritmo.
La arenisca ha hecho famoso a un pequeño pueblo de Salamanca, que con los años ha abandonado su impronta. Ya da igual cuáles han sido los motivos: la crisis, la falta de canteros… Da igual, porque algo queda, aunque sea poco, escaso.
Era placentero ver, hace años, el movimiento de Villamayor a partir de las siete de la tarde de cualquier día. Había trabajo. Y bueno. Había esperanzas. Había sueños. Había ilusiones. Las manos de estos hombres que llegaban al ocaso del sol eran rudas. La mayoría con restos de haber sufrido heridas. Las caras estaban curtidas por el sol del fondo de la cantera.
Las reuniones en aquellos viejos bares, como el de Medes, el del Cañista, el de Esmeralda… eran un conjunto de risas, de vida. Se vivía por y para la piedra. Quizá ninguno supo ver la época trágica que se avecinaba. Quizá ninguno tenía un espíritu de gran empresario. Quizá. Pero había trabajo. Y la relación entre patrón y obrero era profunda, sin dobleces, directa.
Los años pasaron. La piedra de Villamayor se colocó en cientos de edificios. En cualquier ciudad. Se iba a Madrid, a Girona, a Logroño… No importaba el traslado. Allí se iba.
Y de repente, en el albor de su periodo profesional, le abren la opción de su mejor retiro, una obra maestra que se trasladaría a Japón. Y se embarcó en un proyecto que le daría nombre fuera de su mercado. Era una obra de arte. Y lo es. En una ciudad cercana a Kioto, en Giufu, se colocaron tres réplicas de las fachadas de la Universidad y de la Catedral Nueva (2).
Y así acabó su vida profesional. Y con la visión que le daba la jubilación comenzó a ver el declive de su oficio. De su forma de vida. Dan igual los motivos.
Mi padre me enseñó a amar la piedra de Villamayor, a sentir la arenisca como si fuera mi esencia, mi gen predominante. Mi padre me mostró el camino del esfuerzo, del trabajo, como vía de llegar a las metas que te propones. Ahora, con los años, ya no tengo tan claro sin ese tesón es suficiente para sobrevivir, aunque ese es otro problema.
Pero mi padre me enseñó a ver el sillar, a coger la escoda, a dar a la maceta con fuerza viril. Una enseñanza que fue efímera, porque mi camino se dirigió hacia lados opuestos. No sé si me arrepiento de no haber cogido aquel testigo que pasó el abuelo Lope. No lo sé.
Mi padre fue homenajeado, junto a otros veteranos canteros, hace unas semanas en su pueblo. Una placa recordaba su vida, su pasado, su sueño, su amor. Y juntos lo hemos recordado. Era el homenaje a un oficio que está, como otros, en vías de extinción. Por desgracia. Quizá haya que volver a coger aquellos utensilios y recuperar un trabajo que dio vida a mi padre.
Quizá sólo quería dar un pequeño homenaje a mi padre. Quizá quise rendir un homenaje al cantero.

viernes, 1 de marzo de 2013

Una reedición del Diario Íntimo descubre el texto original de Unamuno y su lado más humano

Salamanca, 26 feb (EFE).- El Diario Íntimo, escrito por Miguel de Unamuno en 1897, ha visto la luz en una edición que descubre el texto original del pensador, como la mejor forma de leer la "reflexión en primera persona".

Así se ha pronunciado hoy la vicerrectora de Investigación de la Universidad de Salamanca, María Ángeles Serrano, durante la presentación del texto, realizado en la Casa Museo de Miguel de Unamuno.

Se trata de un volumen de más de 500 páginas, editado por Ediciones Universidad de Salamanca, y que ha realizado el investigador Etelvino González, en colaboración con la Casa Unamuno, de la capital salmantina.

El libro no sólo aporta un estudio introductorio del Diario Íntimo, escrito por el propio autor, sino que incorpora una reproducción fotográfica de los cuadernillos originales de Miguel de Unamuno.

El Diario Íntimo es un título dado por el descubridor de los textos, Armando Zubizarreta, ya que el pensador y ex rector de la Universidad de Salamanca escribió, en 1897, cuatro cuadernillos sin título.

Esta forma de escribir fue una de las características de Unamuno, pues solía anotar "en un papel o cuadernillo aquello que piensa o se le ocurre en un momento determinado", según ha señalado el investigador y autor de esta reedición, Etelvino González.

Según ha destacado la vicerrectora de la Universidad de Salamanca, María Ángeles Serrano, en la presentación del libro, el Diario Íntimo es una "reflexión en primera persona, enraizada en la cotidianeidad, sobre la condición humana y el sentido de la vida".

Y la directora de Ediciones Universidad de Salamanca, María José Rodríguez Sánchez de León, ha añadido que se trata de unos textos donde Unamuno apunta "sus notas, donde se puede comprobar su yo más autocrítico y contradictorio".

Este sentido biográfico de Unamuno, que se detecta en el Diario Íntimo, también lo ha apuntado Cirilo Flórez, catedrático emérito de Filosofía en la Universidad de Salamanca, quien en la presentación del texto ha indicado que se trata "de un escrito en el que se formulan por primera vez una serie de ideas que con el tiempo irán adquiriendo una forma más acabada y precisa"

Este profesor ha añadido que estos escritos "tienen que ver con el modo como Unamuno escritor construye su subjetividad".

La directora de la Casa Unamuno, Ana Chaguaceda, ha aportado también su idea de que la "importancia de estas lecturas se puede juzgar, más que por el número de citas explícitas, por las reflexiones y reacciones que provocan en el espíritu del anotador".

Chaguaceda ha destacado que esta reedición está basada "en el manuscrito de Unamuno", mientras que "no se ha producido en otras ediciones del Diario Íntimo", un hecho que es "fácil", ya que en la Casa Unamuno "se encuentra casi el 80 por ciento de los textos originales" del autor.

El documento aportado por la Universidad de Salamanca, en la presentación del libro, ha indicado que la edición del Diario Íntimo "es una puesta a punto de uno de los textos más personales y aún insuficientemente estudiados".

Y ha agregado que esta edición está compuesta por cuatro cuadernillos ("existió un quinto, hoy perdido"), que están "escritos sin título entre 9 de abril y principios de junio de 1897", a los que se dio el nombre de Diario Íntimo.EFE

Un libro revela una visión heterogénea de Iberoamérica y la opacidad de la financiación de los partidos políticos

Salamanca, 26 feb (EFE).- El libro "Elecciones y política en América Latina" revela una visión heterogénea de Iberoamérica y una "opacidad en la financiación de los partidos", según ha señalado hoy uno de sus coordinadores, el catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Salamanca, Manuel Alcántara.

El libro, coordinado también por María Laura Tagina, profesora de la Universidad Nacional de San Martín (Argentina), ha sido editado por el Instituto Electoral Federal (IEF) de México, así como por el Congreso y el Senado del estado mexicano.

Manuel Alcántara ha señalado que Iberoamérica no va "hacia un populismo", en términos globales, y ha explicado que el libro refleja una "visión muy heterogénea de la región", con diecisiete procesos electorales que se analizan en la publicación y que no tienen un componente "común".

No obstante se pueden vislumbrar dos tipos de procesos, aquellos en los que "claramente aparece una figura, un líder, que se alza por encima de los demás, con una oposición fragmentada", y los que "el liderazgo es menor".

La profesora Tagina se ha referido a "la transparencia" como una de las principales carencias en los procesos electorales de Iberoamérica, en una zona donde "hay casos que ya son ejemplares y otros en los que todavía les queda un recorrido democrático que hacer".

Ha calificado de "muy importante" el papel que está jugando en la política de América Latina, "como en Europa", la "sociedad civil", ya que "ha logrado que se pongan en marcha normas que reordenen esos procesos".

Manuel Alcántara, americanista de gran prestigio, se ha referido a que a otro "problema muy general, como ocurre en Europa, es el de la financiación de los partidos políticos".

En su opinión, "hay un déficit importante para saber qué pasa con este asunto y una opacidad muy grande" en las organizaciones políticas.

Alcántara ha explicado que "un problema específico, muy serio," en América Latina es la "desigualdad, unas bolsas de pobreza que se traduce en la compra de votos", aunque ha precisado que "se produce más en elecciones locales que en generales".

Los dos coordinadores del libro "Elecciones y política en América Latina (2009-2011)" han recordado los conflictos que se producen en esta área entre los diferentes gobiernos y los medios de comunicación.

El profesor Alcántara ha indicado que la tensión "es muy fuerte", y se debe a que por un lado están los agentes gubernamentales que buscan un "control" y por otro las empresas periodísticas "con intereses empresariales y económicos".

"Es un problema de muy difícil arreglo", según el americanista, quien ha trasladado la "preocupación" por el número de "periodistas que han sido asesinados en los últimos años".

En el estudio que ha hecho el profesor Manuel Alcántara para este libro, en el que hace un análisis comparado, "los datos del índice de desarrollo democrático para 2011 continúan evidenciando las notables disparidades existentes en la región".

Como datos ha destacado que: "Chile, Uruguay y Costa Rica se destacan del resto de los países por su alto desarrollo democrático" y en los últimos cuatro lugares estarían "Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Guatemala", aunque habría un grupo de países que "superan el promedio regional", como Perú, Panamá, Argentina, México y Brasil.

martes, 15 de enero de 2013

Obras para mantener el carácter de vieja dama a la Torre de las Campanas de la Catedral de Salamanca

Salamanca, 10 ene (EFE).- La Torre de las Campanas de la Catedral de Salamanca busca seguir con su carácter de vieja dama, elevada en la ciudad como si se tratara de una atalaya desde la que se observa a sus pies la capital salmantina.

Unos modernos andamios tienen encorsetados la torre, de casi cien metros -lo que equivale a un edificio de más de 30 pisos-, que sigue viva pese a los años que han pasado por ella y por las continuas reformas que ha vivido y sufrido.

Desde hace más de dos meses, unas obras pretenden darle por dentro el esplendor y la majestuosidad que tienen por fuera, para poder ser visitada y que el turista encuentre un nuevo foco de atención en esta Salamanca monumental.

Cerca de 200 escalones serán necesarios subir para llegar hasta la sala donde se encuentran las campanas, en una torre que se alza entre las dos catedrales de Salamanca, la Nueva y la Vieja.

De esta manera, el Ayuntamiento salmantino va a poner su grano de arena, de un millón de euros, para que esta seo se vista de luces para celebrar en mayo próximo su quinto centenario.

Esta vieja dama anciana, como la ha definido Valentín Berriochoa, el arquitecto director de esta obra de restauración, quiere lucir con esplendor y lo hará casi desde la base de la torre, en la capilla de San Martín, en la Catedral Vieja.

Tras subir cerca de 200 escalones, a través de una escalera de sección cilíndrica, a partir de la primavera se podrá comprobar las distintas etapas por las que ha pasado la construcción de esta torre, que comenzó en el siglo XIII, siguió en los XVI y XVIII y ahora, en el XXI, vivirá una profunda obra de restauración.

La visita, guiada por el arquitecto Valentín Berriochoa, que en el año 2000 obtuvo el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales, y el alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, se ha podido comprobar el estado de las obras y el camino que llevan para lograr un espacio majestuoso y "uno de los más emblemáticos de la ciudad", como ha asegurado ante los medios de comunicación el regidor salmantino.

Según se llega a la zona de las campanas, el deterioro exterior de la piedra de Villamayor, la arenisca con la que está construida las catedrales, se hace más intenso.

Y sobre todo en la orientación sur, por los cambios bruscos del tiempo, pero, según Valentín Berriochoa, con "deterioros cutáneos", por lo que se hace necesario "darle un nuevo aire", respetando el carácter de "vieja dama anciana" y evitar "rejuvenecerla hasta convertirla en un adefesio vestida de joven".

En los cerca de 200 escalones que serán necesarios subir para llegar a la zona más alta, se pasarán por diversas instancias, denominadas del reloj o de la bóveda, y una que será inaccesible, en las que se vislumbrarán las diferentes etapas históricas en las que se construyó esta Torre de las Campanas: comenzó en el siglo XII, continuó en el XVI y se remató en el XVIII, con diversos avatares, como "incendios demoledores" que obligaron a desmontar una bóveda que allí había.

Las paredes externas tienen la dureza de las inclemencias del tiempo, que han convertido a la piedra de Villamayor en un muro intratable y perenne.

Mientras, las paredes internas están repletas de escritos y de las firmas de los canteros que allí trabajaron.

Y es que, tal y como ha recordado el arquitecto director de la restauración Valentín Berriochoa, hasta hace 20 años esta zona era visitable para lo que había que comprar "un tiquet que costaba una peseta", por lo que las viejas inscripciones históricas, como algunos salmos de la Biblia, han convivido con "grafitis de la época"

Uno de ellos recordaba a un tal "Emilio, de 1879", prácticamente unido a uno que hacía referencia a un tal "José Méndez" y otro era una declaración de amor de mediados del siglo XX.

Y entre ellos, muchas líneas rectas o señales que en otros tiempos tuvieron su significado, ya que se trata de las firmas de los canteros que trabajaron en su construcción.EFE