El profesor de la Universidad de Salamanca
Fernando Gil Villa, que ha dirigido el libro "El fantasma de la
diferencia. Inmigración en la escuela", ha revelado que el alumno
inmigrante de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en España "tiene
más de ángel que de demonio".
En una entrevista con Efe, Gil
Villa ha reconocido que con esta obra se ha tratado "de desmitificar" la
situación o conflictividad que pueden generan los alumnos inmigrantes.
Con el estudio sociológico se ha comprobado que la realidad en los
institutos de Castilla y León, y de España en general, es "diferente a
los estereotipos"; es decir, que el niño inmigrante es "más ángel que
demonio" o que "es más víctima de maltrato que el español y es, además,
menos infractor".
En datos porcentuales, el libro ha desvelado
que el 57,3 por ciento de los escolares inmigrantes en centros públicos
de ESO en Castilla y León reconoce que es maltratado "con la
indiferencia en las aulas por parte de sus compañeros" y el 45,9 por
ciento, que se les pega.
Fernando Gil Villa ha explicado que
estos comportamientos no están relacionados con brotes de xenofobia o
racismo por parte de los alumnos españoles, todo lo contrario, "se deben
a una corriente entre los padres que les lleva a pensar que el
inmigrante tiene que ver con la delincuencia; son los estereotipos
sociales".
El estudio también ha puesto de manifiesto que el
35,5 por ciento de los alumnos extranjeros se ha visto envuelto en
peleas; el 20,4 ha conducido sin permiso y un 11 por ciento ha asumido
vandalismo con el mobiliario.
Este mismo profesor de
Sociología de la Universidad de Salamanca publicó un libro en 2007 en el
que apuntaba que el consumo de alcohol y la violencia han aumentado
entre los adolescentes españoles.
Cinco años después un nuevo
estudio dirigido por Gil Villa ha comprobado que "los alumnos
inmigrantes beben menos y tienen menos comportamientos de infractores".
Para él, el estudiante extranjero "cree más en Dios, reza más, pasa
más tiempo en casa y ayuda más a los padres. Independientemente que
creas o no, se sabe que la gente con esos comportamientos familiares y
religiosos son menos violentos y más controlados".
El problema
surge, a su juicio, en un sistema educativo que "estresa al
profesorado" y en unos educadores que "se limitan a transmitir su
conocimiento"
"Los profesores -ha añadido- tampoco pasan
tiempo con los alumnos inmigrantes con un espíritu de convivencia.
Tienen una óptica muy profesional, por lo que se lavan las manos" ante
problemas que pueden surgir entre los alumnos.
Para justificar
esta opinión, Fernando Gil ha reconocido que cuando se pregunta a los
alumnos "a quién se le cuenta un problema de maltrato", el estudiante
inmigrante "cita, en primer lugar, a los amigos, a los padres y, en
ultimo lugar, a los profesores".
Esto se debe a que "no confían en ellos, a que hay un muro que interrumpe la comunicación entre el alumno y el profesor".
Pero no solo se debe culpar a los educadores, pues, según Fernando
Gil Villa, "el sistema educativo empuja al profesor a que no escuche en
conciencia al alumno, a que ignore los problemas de convivencia".
Según el director del libro sobre la inmigración en la escuela, los
profesores están "crucificados por la burocracia", ya que es un sistema
tan estresante que "no hay ni un minuto de paz, porque nos evalúan
constantemente y nadie nos examina en si hemos analizado el
comportamiento del alumno".
A la vista de estos problemas,
Fernando Gil Villa ha aportado tres soluciones: "en primer lugar,
dedicar tiempo a los niños; además, revisar los estereotipos y recordar
que son los niños españoles de clase media los que más alcohol beben y,
por último, educar para la convivencia, ofertar contenidos de
interculturalidad".EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario